Tu dinero está en la lista
¿Cuántas veces has oído la frase “tu dinero está en la lista”? Es el mantra de los que trabajan el email marketing, es decir, a generar resultados y ventas desde el email para tu negocio.
Nosotros mismos lo utilizamos. Primero llega la captación de leads (personas que pueden convertirse en clientes) a través de la descarga de un lead magnet, asistencia a un webinar o por la suscripción al blog, si alguien se suscribe es porque tiene interés en en los temas y los contenidos que desarrollamos.
Una vez “en” la lista, empezamos una relación que se traduce en correos electrónicos con contenidos interesantes y útiles. En función de cómo haya entrado, elegimos temas de comunicación o de diseño.
Es un proceso muy natural: recibes información, aprendes, valoras, nos conoces, y si necesitas ir un paso más allá ya sabes dónde estamos o lo que podemos ofrecerte. Sin presión. Sin obligación. Puedes ser un cliente o no. Seguiremos ofreciendo valor.
¿Qué piensas si te digo que podemos pivotar la estrategia de email marketing tradicional a LinkedIn?
”El dinero está en tus contactos de LinkedIn”
Vamos a ver cómo es eso de «Tu dinero está en la lista». En el email marketing te basas en los suscriptores, en la estrategia en LinkedIn te centras en el círculo de contactos.
El negocio está en tus contactos de LinkedIn
Me he dado cuenta de algo sorprendente y maravilloso: el dinero está en tus contactos.
Concreto: “El dinero está en tus contactos de 1er grado”
Hilamos un poco más: “El dinero está en tus buenos contactos de 1er grado»
Nuestros contactos en LinkedIn son los que acaban solicitando servicios. ¡Ojo! No pasan de ser contactos a clientes en el instante que conectas.
Hay un proceso.
La primera clave “hallar” a nuestro cliente ideal.
Quién es, qué le interesa, cuáles son sus necesidades… Se trata de saber quién es tu cliente ideal, tu cliente perfecto, aquel que se identifica con tu negocio porque tu producto o tu servicio satisface totalmente sus necesidades.
Conocerlos te ayudará también a crear contenido adecuado para ellos e incluso a mejorar tus campañas y el diseño de tus productos o servicios.
Los contactos deben ser de calidad sino, es como si la lista de suscriptores estuviera hueca o llena de zombies. Todos los suscriptores deben estar alineados, de esta forma conseguirás que tus contactos se comprometan con tu marca e incluso podrían convertirse en tus embajadores de marca, incluso de forma gratuita.
Debes tener un perfil impactante y efectivo que deje claro cuál es tu valor diferencial para que esa persona esté interesada en formar parte de tus contactos, puede solicitártelo él o puede aceptarte como parte de su espera de contactos.
La segunda clave “establecer esa relación real”.
Llega el momento de hablar… Conversación, valor, soluciones, propuestas… ¿Qué beneficios obtendrán los clientes?
No es momento de vender. En un primer contacto, no puedes vender NADA. Acabarás en la bandeja de SPAM.
Tienes que mostrarle al cliente lo que ofreces y lo que puedes hacer, normalmente suele darse cuenta por sí solos de que necesitan tu ayuda y si lo haces bien te la acabará pidiendo.
Aquí es dónde ves que el primer paso cobra importancia, si conoces bien a tus clientes sabrás qué contenido puedes ofrecerle, conocerás sus problemas y sabrás qué propuestas y soluciones son las mejores para él. Y si aciertas, seguramente se sientan identificados y acudan a ti.
La tercera clave: “vender”.
Analizando los clientes del último año he detectado un patrón, los que nos contratan ya nos conocen mucho. Ya saben muy bien qué hacemos y cómo.
Nuestra relación lleva un tiempo y nadie compra unos servicios por impulso. Cultiva tus relaciones, ofrece contenido de valor y traza la estrategia.
Los clientes no compran, invierten, y para que lo hagan deben de ver un beneficio para su empresa, en tus servicios o productos, en forma de retorno de la inversión.
No se trata solo de venderles tus servicios a los clientes, debes de cuidar de ellos en todo el proceso, si te has esmerado en todo el proceso previo a la venta, no lo descuides una vez consigas que ese cliente solicite tu ayuda.
Aquí es donde entra en juego la estrategia, que tiene que ser personalizada según sus necesidades y objetivos, el seguimiento del cliente durante y después de todo el proceso… Porque si lo haces bien siempre volverá a ti si tiene algún problema o duda, pero si queda insatisfecho buscará ayuda en otros (tu competencia).
Si necesitas ayuda revisando tu propia lista, no dudes el solicitar una consultoría estratégica y charlemos sin compromiso.